La animalada
Con el corazón en la boca
Y la sangre caliente
Siento un caballo desbocado que galopa en mi interior.
Es él
que con sus ojos de lobo me mira de frente y me dice:
Calma,
calma,
calma.
Hubiera preferido las mariposas en el estomago de siempre
y no este toro que me alborota el espíritu.
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